Apareció desde que te vi. Está dentro de mi, golpeándome una y otra vez en la cabeza. Colocado entre el hipotálamo y la amígdala, todo mi cerebro es puro deseo.
Ni pienso, ni veo, solo siento.
Ni pensar en ti me tranquiliza.
El deseo ni se calma ni se acaba, solo crece cada día más.
Lo noto en mi piel, cada poro siente la necesidad de estar en contacto contigo.
Respirarte.
El deseo desencadena la pasión.
Y la pasión es locura.
Y yo estoy loco por ti.
Loco de deseo.
Loco.
Deseo tenerte.
Te deseo.
Constantemente.
Te vas y antes de irte ya te deseo de nuevo.
Quédate.
Los dos: tú y el deseo.
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